domingo, 6 de diciembre de 2009

Filipo II de Macedonia

Filipo permaneció como rehén en Tebas (368 a. C.-365 a.C.), durante tres años. En esa época, recibió educación militar y diplomática de Epaminondas.

En 364 a. C. Filipo volvió a Macedonia, participando en asuntos de gobierno. La muerte de sus hermanos mayores, le permitieron convertirse en regente y el joven Filipo, de 22 años, se convirtió en el gobernante de facto.
Una vez en el poder, inició una serie de reformas en el ejército que le permitieron vencer a ilirios, tesalios, peonios y tracios, ampliando la extensión de Macedonia, esto provocó la enemistad de Atenas que caracterizará su reinado.

Su primera intervención en la política griega será con motivo de la Tercera Guerra Sagrada (354 a.C.) luchando contra los focios e invadiendo la Calcidia, aunque fue detenido por los atenienses en las Termópilas. El conflicto acabó con la firma de una paz con Atenas y el nombramiento de Filipo como arconte perpetuo en Tesalia. La firma de un tratado con el rey persa permitió a Filipo extender su territorio al Epiro. Tras tres años de dura lucha Filipo venció a los aliados en la batalla de Queronea (338 a.C.) convirtiéndose en el dueño absoluto de toda Grecia. Al año siguiente reunió a las ciudades griegas en una asamblea general en Corinto con el fin de fundar la Liga Panhelénica bajo soberanía macedonia. Con el apoyo de la Liga, Parmenión partió hacia Asia con el objetivo de provocar un levantamiento de las ciudades griegas contra los persas y poner en marcha el plan más importante de Filipo: acabar con el Imperio Persa.



Fue el padre de Alejandro Magno, y sus hazañas allanaron el camino de la gloria recorrido por su hijo pero también es posible que lo fuese de Ptolomeo I Sóter, fundador de la dinastía Ptolemaica.

Filipo fue asesinado por un noble llamado Pausanias.

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